domingo, 30 de noviembre de 2014

DOS POEMAS DE TRINI, LA POETISA DE TORRELODONES

En esta entrada recuperamos dos poemas de Trinidad Muñoz Gutiérrez, Trini, la poetisa de Torrelodones, son los titulados  A DON JOSÉ  LUIS MINGO y PARA LA FAMILIA MINGO ZAPATERO

El primero fue escrito en el año  1973, está dedicado a nuestro padre con motivo de su jubilación como médico de Torrelodones. El segundo, de 1997, dedicadas  la familia Mingo Zapatero con ocasión de la muerte de nuestro padre.

Desde esta página agradecemos a Trini el cariño  que siempre tuvo a nuestro padre y el afecto a toda la familia.

Es tan grande el  honor  que  con sus versos nos hace Trini que no hay palabras para expresar todo nuestro agradecimiento a la ya centenaria poetisa de  Torrelodones

Y, ahora los dos poemas:


A DON JOSÉ  LUIS MINGO

Con amor y gran respeto
Y muchísimo cariño
Le dedico esta poesía
A este querido Doctor
Su nombre D. José Luis Mingo

En el año treinta y nueve,
Lleno de ilusiones
ejerciendo su carrera
vino a Torrelodones.

Amable, soltero y guapo
era el querido Doctor
para que velar por nosotros
esta plaza ocupó.

Pasando un podo tiempo
el Doctor se enamoró
de una dama jovencita
y con ella se casó.

María Esperanza se llama
esta querida señora
que ayudando a su marido
ella ha estado a todas horas.

Con Esperanza aquí vino
con Esperanza se casó
con Esperanza y fe vive
este querido.

Con gran cariño y con fe
este querido Doctor
en nuestro Torrelodones
a todos nos visitó.

A su casa acudimos
a  veces muy agobiados
venga pronto D. José
mi familiar está muy malo.

Lo mismo días laborables o festivos
que de noche o a cualquier hora del día
cuando se le llamaba
a nuestra casa acudía.

Si estábamos muy enfermos
nos visitaba varias veces
esa es la pura verdad
D. José se lo merece.

Los vecinos de este pueblo
no lo hemos olvidado,
el médico D. José
lo bien que nos ha tratado.

Unos estamos aquí,
los otros no se han salvado,
pero Dios está ante todo
eso es bien comprobado.

Trece hijos ha tenido,
los trece han criado
con amor y con cariño,
están muy bien educados.

Con amor y sacrificios,
carrera a todos han dado
la mayoría de ellos
ahora se encuentran casados.

Tienen en el extranjero
una hija religiosa,
haciendo bien a los pobres
porque es buena y muy piadosa.

Cara de Virgen tenía
cuando era pequeñita
con un corazón de oro
esta querida monjita.

Diecisiete años he vivido
vecina de esta familia
lo mismo padres que hijos
eso es una maravilla.

Cuarenta años ha estado
con nosotros este querido doctor,
ahora ya está jubilado
porque se ha hecho mayor.

Ya me voy a jubilar
nos decía D. José
nosotros con gran pena
no lo queríamos creer
pero el tiempo transcurría
y así ha tenido que ser.

Este bello matrimonio
viven muy felices y contentos
rodeados de sus hijos
y sus queridos nietos,

De todo estos vecinos
del bello Torrelodones
reciba un fuerte abrazo
y mil felicitaciones.






PARA LA FAMILIA MINGO ZAPATERO


Dedicado este poema
con gran cariño y amor
de todo Torrelodones
a este querido doctor,
el día 7 de noviembre
Don José Luis Mingo nos dejaba
marchándose a la gloria
porque allí le reclamaban.

Muy tristes  y desconsolados quedaban
esposa hijos y nietos
familiares, amistades y vecinos
de nuestro querido pueblo.

Seguro que está en el cielo
eso está bien comprobado
por lo bien que en este mundo
con todos se ha portado.

Fue bueno y caritativo
cariñoso y muy amable
excelente como esposo
fenomenal como padre.

Los mayores de este pueblo
no podremos olvidar
el consuelo que nos daba
cuando nos venía a visitar.

Con alegría,  a los niños
con los mayores paciencia
el premio Cajal le dieron
por  su gran inteligencia.

Como verás Jose Luis,
que eres el hijo mayor,
cumplo lo que me pediste,
lo he escrito para tu querido padre

con todo mi corazón

lunes, 23 de diciembre de 2013

EL ROMANCE DEL PIPO

Javier, nuestro hermano, cuñado, tío, yerno, padre, marido y tantas otras cosas, el día 17 de diciembre, ha cumplido 60 años.

Y el día 21, en la gran  fiesta de celebración, con música de la tuna, se escucharon en todos los rincones de su casa, en jardín que la rodea y en los montes  que la circundan, uno por uno, más los bises, todos los versos del ROMANCE DEL PIPO.

Aquí lo tienen:


EL ROMANCE DEL PIPO



Estaba Dª Mercedes,
embarazaita del tooo,
y al cabo de nueve meses
Javierito les nació.


y hay que ver que completito,
un pequeño orejón
en una mano un zafiro
y en la otra un azadón.


En Cheste la abuela Elisa
 A un palo le suele atar
es un niño muy travieso
todo hiperactividad.


En la Verja se fraguó,
su más alta religión
petardos, piedras y palos,
y cocteles molotov


Con los primos en la Sierra
Disfruta con plenitud
Subiendo pinos y montes
Pasa él su juventud


Parece que el niño mira
la cuarcita con amor
envíalo a la Complu, Antonio,
búscale un buen tutor



Tanto amor a la cuarcita
Premio de Universidad
el más raro de la fIla
 de toda la facultad


Estudiando la carrera,
Cupido le disparó,
¿cómo puedo yo acercarme
a la Marquesa del Lodón?


La seguía a todas partes
Hasta que su amor logró
¿Hacia dónde vas  Blanquita?
Te acompaño a la estación


Pa servirte, soy Guinea,
un tuno de profésión ...
a ella que le gustaba,
Javichi le bautizó


En El Gasco conoció,
Al llamado Clan Mingo,
Ganó al ajedrez al jefe
y a Blanquita desposó


Tanto hermano, tío y primo,
al principio le asustó.
Con sus habilidades
a todos encandiló



Siempre estaba el tío Javi
montando en su Vespa
al cruzarse un sobrino
le decía ¡ponte atrásl"


Entre piedros, mili y tesis,
Cuatro hijos concibió,
Isidro, Ana y Elisa,
después Luti les siguió.


Aunque padre de familia
busca piedras en pick up,
para publicar en Nature
y ganar fama mundial.


Publicar muchos papers
Fue siempre una obsesión
Se fue a England con Peter TOWIlsend,
éste fue su gran mentor


Las aventuras deI Javi
Siempre causan impresión
Geodas y meteoritos,
Chupando televisión


Su gran amigo Martín
Campólogo-explorador
Cuevas, castros, minerales ...
Maravillas le mostró


En muchos "viajes de padres"
A parientes enseñó
Todos sus descubrimientos
y algún que otro chapuzón


Tanto paper dio su fruto
Profe de investigación
 MineróIogo de altura
Muchas tesis dirigió.


Durante todos estos años
"El Rafa" le acompañó
Con griegos y vietnamitas
y algún "funci" español


En su casa de Las Rozas,
casi como el Escorial
Hace su trabajo en piedra
Una gran obra genial


¡Tanto hijo, tanto estudio,
pa que salgan a traición ...
¿por qué no aman a las piedras
como las he amado yo?


Y es que Pipo eres muy grande
Te venimos a cantar
estamos aquí reunidos
Pa' decirte ERES GENIAL!!


martes, 25 de diciembre de 2007

NOCHEBUENA DE 2007. UN RESUMEN PARA CONCHA

Cristina me dice que la fiesta de anoche fue maravillosa y que escriba un poco para contársela a Concha. Mi mujer, como siempre, tiene razón y escribo, hoy navidad, este relato para mi hermana Concha.

Este año, aunque hemos estado en casa de Madre, poco más de cincuenta, el resto, aunque también estuvieran muy presentes, cenaron en las casas de sus otras familias,

Entre las nueve y las diez de la noche la habitación del fondo se llenó de abrigos, el salón pequeño de regalos, el pasillo de niños, el cuarto de estar de humo, la cocina de gente, los aparadores del salón de platos, cubiertos, copas, botellas y los adornos que, desde siempre, todos conocemos y a nadie extrañan. En la mesa del comedor no cabían más exquisiteces y en todas partes había personas hablando de dos en dos, en grupos o pasando de un lado a otro con cualquier cosa en las manos. Todo en movimiento, todo como ensayado, como siempre, todo en orden.

Madre, reluciente, no se cansaba de disfrutar y hacer disfrutar la presencia de cada nueva llegada. El resto, en medio de múltiples conversaciones cruzadas, de cuando en cuando preguntaban a cualquiera : ¿Dónde está tu madre?, ¿ha llegado tu padre?, ¿has visto a mi hermana?. Ya sabes, Concha, como siempre en casa.

En un momento se hizo el hueco, José sacó su guitarra, Ana, Elisa y Luz se pusieron detrás, a su lado, en la esquina, un poquito separado, mirando desde arriba Álvaro. Todos los demás repartidos por el salón, un poquito del comedor o perdidos por la casa.

Se repartieron los papeles, observé que había algunas copias nuevas, y cantamos, cantaron, villancicos, muchos y algunos casi bien. Los genes de los contra sangres, hay que reconocerlo, han aportado mejores y hasta buenas voces a la riqueza familiar. Todo estupendo, como siempre.

Al final de esta primera parte alguien inició el Cumpleaños Feliz y Belén, muy colorada, fue un ratito protagonista de la fiesta. ¿Recordáis, hermanos, la noche que nació Belén?.

Y, como siempre también, la abuela empezó a hablar. Pero esta vez ha sido diferente. Esta vez Madre ha dicho, muy bien, cosas muy serias que lamento muchísimo no haber anotado mejor en mi memoria, pero que, en su núcleo central, más o menos, con sus palabras, fueron las siguientes:

“Las tres cosas importantes que siempre debéis tener presentes: La primera es la Vida, es el mayor bien que nos ha dado Dios, hay que cuidarla, protegerla y amarla. La segunda es la Libertad, debéis ser y sentiros libres, hacer lo que tengáis que hacer, no permitáis, jamás, que nadie os manipule ni vendáis a ningún precio vuestra Libertad. La tercera es el Amor, que da sentido a la Vida y a la Libertad, el Amor también hay que cuidarlo, hacerlo crecer y siempre alimentar”.

Dijo más, mucho más, pero la importancia del mensaje central, las ha convertido en una música bella y nebulosa, difícil por mi oído, de recordar.

Luego la cena: Las fuentes interminables de langostinos, ensaladas, ahumados, distintas carnes , los huevos que le gustaban a Padre, caldo caliente, espárragos fríos, salsas y más salsas, ya sabéis, como siempre, todo bueno. Y los vinos, blancos y tintos, los refrescos, Luego los dulces, el café, las copas, los buenos puros, también como siempre.

Durante la cena, grupos de comensales en el cuarto de estar, en la cocina, en el salón pequeño, en el comedor, en las mesas del salón, en todas partes.

¿Conversaciones?

Las de siempre: Cuando nos reunimos los Mingo, como dice Juan Manuel, de lo que más nos gusta hablar es de nosotros mimos, de lo guapos y listos que somos, de los padres que nos han educado tan bien, de lo bien entrenados que estamos para vivir en sociedad, del todos nuestros aciertos, de los éxitos que nos acompañan y un poquito de “bueno, en realidad, no es para tanto, pero nos gusta”.

¿Detalles?

María Esperanza, mejor, visitada por los nietos, preciosos todos y luciendo a Elena, la pequeña de Mercedes y Gonzalo, ellos siempre enamorados, todo un lujo. José Agustín estupendo, José me encantó, Gloria muy bien. María un amor, Cocha exultante y mi ahijado Agustín, tan contento por estar pensando en casarse.

Mario bien, francamente bien. Los chicos, Mario, Caitos, Jorge, Jaime y Fernando “unos mayores”, buenos y capaces. Tita una mujer que da gusto.

Carolo espléndido. Casi abuelo, dice, muy serio, que la alegría de la fiesta son los nietos, que llenan y corren por el gran pasillo y por todas partes. Paloma, ya enorme, y Paco, Teresa, Carolo, Miguel. Beatriz, Blanca, y Pedro, todos bien.

Joaquín y Sabine, Leonor, Juan, Eva, y Paula , José Luis y “mi primo” Javier, en Francia y como Pong en Tailandia, Marcos, Cristina con su Célula creciendo, en Talavera o Juan Manuel, con gripe en la cama, y tú Concha en el calor de Paraguay, todos están también hoy en casa.

Javier y Blanca, tan hermanos, cuentan cosas siempre interesantes. Isidro, ya sabe servo – bosnio, nos anuncia su próximo éxito en Nueva York, nos promete los links en YouTube y, lo que es más importante, está bien y muy contento de vivir. Ana, tan guapa, tan buena y tan lista, no presume de sus conquistas y tampoco de ser la reina de su hospital. Elisa, universal, académica y magnífica, conoce todo, lo sabe todo y disfruta todo con la abuela, los tíos, los primos, con la familia. Y Luz, casi ingeniero, una niña tan llena de encanto, habla con todos y casi juega en el pasillo con Paloma, Isabel, Carlota, Carmen y Belén, todas mayores y muy guapas. Entre todas ellas, Esperanza de Toro, bella polaca, ¡preciosa!, también destaca.

María José, con su marido en la cama, muy bien. Observa, habla y aprecia.

Carmen, siempre Carmen, estupenda.

Sol, a pesar de la escayola que le cubre el roto peroné, como una reina.

Eusebio, prudente, muy señor, habló con todos, disfrutó la cena, y convenció.

Paloma, siempre activa y elegante. Miguel, cada día a día más y más interesante observa de lejos a Pati Hon, mientras esta juega con Gonzalo, Inés, Sol, tan bonitas.

Belén, nuestra cuquita, es siempre Belén. Atenta a todo, vigila todo, escucha todo, habla todo, se sienta todo, hace todo. Un placer. Y Gonzalo, hecho un auténtico Toro, observa y disfruta, conversa con todos y no quita ojo al ya, casi mayor Gonzalo, que si se desmelena puede hacernos bailar a todos como ya lo hizo, siendo bastante más pequeño, en un gran hotel de Tailandia.

En un momento determinado tuve una sorpresa, había dos sobrinas, una mayor y otra menos, me sonaban, pero no las reconocía, ¡Que extraño!. Pregunté a alguien por sus nombres y la primera respuesta, ¡más extraño!, fue que tampoco los sabía. Antes de que metiera la pata, Belén que estaba al quite me dijo que no eran nuestras, pero sí casi de la familia, su amiga Monse y Leonor, su casi sabia y encantadora hija, a las que luego de quince años de insistencia y con el compromiso de no contar nada en la radio, había invitado a la cena de los Mingo en Nochebuena. Creo disfrutaron la noche familiar, mas aún, estoy seguro de ello.


Cristina, presume de ser por esta noche la única nuera, y reclama su derecho a ser cuidada. Mis hermanas, sus cuñadas lo tienen claro, halagan sus galas, de dicen cosas bonitas y ponen cuidado para que su hermano conserve la alhaja. Victoria, tan mayor, tan lista y tan guapa, luce su estilo, escucha no poco y habla y habla. Luis disfruta con todos, observa y, de cuando en cuando con el pensamiento, se va a Tailandia.

En medio de todos, mamá, Madre, la abuela, la bisabuela, que siendo todo, sin decir nada, sigue siendo, como cuando Padre estaba y hoy también nos acompaña, ahora sin disimulo, la que manda. Alrededor de la una dijo adiós, bendijo a todos y de fue, feliz, a la cama.

Los regalos, había muchos, importan nada, realmente la fiesta de Nochebuena es estar todos juntos, querernos mucho y más nada.
Navidad de 2007

jueves, 29 de noviembre de 2007

ESPERANZA DE TORO ESCRIBE ESTE CORREO A SUS PRIMOS Y YO LO PUBLICO

Desde Polonia ya se va notando el invierno, las aceras están cubiertas por cuatro centímetros de nieve y la ciudad ha cambiado de aspecto. Ahora todo ha adquirido un color más navideño.

Ya sólo me quedan tres semanas para volver a España y veros a todos. La verdad es que nunca me había apetecido tanto una Nochebuena como este año. Ver a la abuela dando su discursito al estilo "niños, hoy es el día en que celebramos que ha nacido el Niño Jesús que está en el cielo...", aunque como está empezando a olvidar las palabras, a lo mejor este año nos sorprende con un "hoy es el día en que nació el Churrupito...". Ya veremos.

La mesa del comedor de casa de la Churrupita (ya sabéis que le he cambiado el nombre a la abuela) llena de fuentes repletas de comida. La cubertería de plata, la buena, que sólo se usa el día de Nochebuena. Mil caras a las que hace mucho que no ves. Las 9, hora a la que empiezan a oírse los primeros gallos de alguna voz desafinada pero con mucho espíritu navideño; sí, me refería a los villancicos (por llamarlos de alguna manera) y a la guitarra de José. Las letras del Más Allá de Gloria Estefan y el En Navidad de Rosana, que están amarillentas y raídas por el paso de los años. Y mirar fascinada que toda la familia está compartiendo las pocas fotocopias que hay para conseguir una sensación de unanimidad en el canto...

El cuarto de estar, siempre helado, es uno de los más cotizados de la noche. Parece que hemos vuelto a las tardes de los domingos en las que el "tonto el último" era lo único que se oía. Pues sí, a eso de las 10, ya está toda la pequeña habitación repleta de gente, unos encima de los otros, Cristi metiendo mano en los platos de todos, alguna mano inquieta rebañando la mayonesa ajena, los trozos de pan compartidos, los huevos rellenos de la tía Sol por los que hay que pelearse, la entrada repleta de regalos y la inquietud por saber qué contendrán. Los cotilleos de la jornada con noticias frescas, los novios y los ex novios, la cara de felicidad de los enanos al ver que ya han encontrado el bulto con su nombre inscrito en un trozo de papel.
El olor a tabaco y a carne asada que es tan característico de esa casa, las Mingo descuartizando el vestido que la vecina llevó al funeral de alguien del pueblo, la abuela sentada en su sillón fumando un pitillo tras otro mientras come discretamente un trozo de turrón…

La tarta de dulce de leche y la bandeja de polvorones. El wishky del tío Mario, el intercambio de Almax, el anuncio de una boda, y los primos pequeños acercándose a los no tan pequeños para darles sus tan ansiados regalos. Todo lleno de papeles, cajas, hojas, trozos de celo pegados en cualquier parte del cuerpo…

Esto es una Nochebuena en casa de la abuela María, y me encanta poder estar presente ese día. Porque todos somos conscientes de que si alguno falta, la Navidad no es lo mismo.

Según nos vamos haciendo mayores y la vida evoluciona, las cosas cambian: ya no jugamos a liebre ni al escondite, no bajamos a casa de la tía Blanca a por bocadillos de nocilla, no vamos al cine ni al pipero… Lo único que seguimos manteniendo es la cena de Nochebuena. Sé, como todos, que algunos no pueden estar presentes por diversas circunstancias. Pero estáis de todas formas. Porque la familia es lo más importante, y aunque esto suene muy cursi (ya sabéis que soy así) me gusta que la mía sea esta. Estoy muy orgullosa de ser una Mingo.

Me encantaría poder estar presente en la fiesta prenavideña que habéis organizado, y me da pena no poder veros a todos… De todas formas, y desde aquí, os deseo a todos una feliz Navidad… Porque yo sí me acuerdo. ¿Os acordáis?

domingo, 25 de noviembre de 2007

EL NIETO. NOVIEMBRE DE 2007

Se que tener abuelas es un regalo de la Providencia y para mí, como nieto, ha sido las dos muy importantes, tanto por haber sentido su amor como porque han contribuido a hacerme sentir y comprender el vínculo que me une con el pasado de la familia.

Sin embargo, mis dos abuelos murieron años antes de mi nacimiento y aunque puedo comprender la importancia del abuelo para los nietos viendo la experiencia vital de mi familia, no tengo la vivencia que supone haberlos conocido.

Ahora, todo llega, estamos esperando que, dentro de unos meses, creo que al final de Junio, llegue el nieto o la nieta. La verdad es que no me importa si es un niño o una niña, por una parte me encantaría que fuera niño, por otra me gustaría que fuera una niña.

Desde que me dieron la noticia hace algunas semanas, me sorprendo una y otra vez, pensando en el niño, en su carácter, en sus sentimientos, en el entorno en el que va a vivir y en las gracias que hay que dar a Dios por tener la extraña fortuna de tener la vida.

Y curiosamente, pienso en los abuelos Luis y Mario, más veces en estos días que, probablemente en casi todos los años de mi propia vida.

Por otro lado, creo que no pasan muchas horas sin que piense en los padres de niño, sin que disfrute viendo a mi mujer hacer ya, a marchas forzadas, jerséis y patucos, pasar horas hablando de toquillas, faldones y cunitas.

Tendremos un nieto en casa, y me recuerdo a mí mismo la frase de mi madre, tu hijo no es tuyo, hijo, es suyo. Y luego pienso en la forma que puedo contribuir para que sea siempre, y cada vez más, un razonable “él mismo”.

domingo, 29 de julio de 2007

PALABRAS PARA LA BODA DE CRISTINA. 6 de agosto de 2005

Queridos Cristina y Marcos, Blas y Merche, Cristina. Familia y amigos todos

Cristina, desde mi amor de padre, con emoción profunda, en el día de tu boda, estas palabras son para decirte, una vez más, que te quiero, que te queremos todos, y que desde ahora, con Marcos, te deseamos, os deseamos, vidas largas, y llenas de incesante amor.

Cristina, eres una mujer buena, alegre, generosa, de palabra fácil, exuberante, inocente, tremenda y llena de vida.

Desde niña, con tu presencia, has llenado todos los espacios. Con tu vitalidad, con tu cariño y con tu ilusión, siempre, en lo sencillo y en lo difícil, nos has desbordado

Te veo, aún ahora, tan pequeña, camino de Bilbao. Te veo en las playas de Cantabria y de Levante, en casa de los abuelos, en todas partes, siempre exuberante.

Y en el instituto, inquieta, ocurrente, tan vital y tan divertida, sobre todo, con los niños que te adoran porque tienes un corazón enorme..

Y en la carrera, y luego trabajando, siempre ayudando a los demás a estar mejor y ser mejores, creciendo en la vida, dando siempre.

Marcos, sereno, tranquilo por fuera, firme, atento y prudente, tres de mayo. En Marcos, ha descubierto Cristina una nueva y deliciosa calma.

Y Marcos ha encontrado en Cristina una extraña y apasionada dimensión, una explosión vital y tremenda, que da nueva luz a sus modos de ver y de sentir.

El amor que hoy os ha unido, Cristina y Marcos, Marcos y Cristina, es grande, tan grande que queréis vivir los dos juntos para toda la vida. Y lo festejáis mucho para celebrarlo y hacérnoslo saber a nosotros y al mundo entero, esto es muy bueno, el amor debe gritarse porque es el bien más hermoso y el vuestro es enorme y exultante

Ahora, desde mi alma de padre, os deseo que, con la ayuda de Dios, el gran amor que ya tenéis, sea cada día y cada año, más y más fuerte, más y más profundo, más y más amor.

Por todo ello, levanto mi copa para brindar por vosotros.

Torrelodones, a 6 de Agosto de 2005,
José Luis Mingo Zapatero

LA BODA DE LUIS. 2 de julio de 2004

Todavía no repuestos de las emociones del la noche del jueves, a las siete de la mañana nos levantamos para desayunar y ver a Luis marcharse al Four Seasons a prepararse y vestirse para la boda. En realidad debíamos habernos ido con él Cristina y yo, pero al final tenía tanta prisa que su madre optó por darse un rato para vestirse con calma.

A las ocho y cuarto salimos, en los coches contratados para el día de la boda, del hotel Sheraton, todos vestidos adecuadamente, los hombres con trajes oscuros, las mujeres muy elegantes. Cristina, Ana y Cristinita, con trajes largos de Sevillana, llamaban la atención por su prestancia, belleza y feminidad. Los empleados y clientes del hotel, tanto en el amplio lobby como en el espacio cubierto del aparcamiento, miran y admiran, junto a conductores de taxi – meter y tuc–tuc, vendedores de masajes y viandantes de todas las razas, curiosos, con expresiones de asombro, al grupo de exóticos occidentales que se embarcan en los automóviles, indudablemente, para acudir a un importante acto social

El Four Seasons es un precioso hotel, decorado con un exquisito toque oriental, muebles preciosos, orquídeas, cuadros y sedas de lujo asiático. El despliegue de amabilidad de los recepcionistas y las expresiones de asombrada admiración se repiten nuevamente en la entrada, llena de orquídeas, de uno de los hoteles más exclusivos del Sureste de Asia.

Ya en el interior, espléndido en su conjunto y repetidamente admiradas por chinos, coreanos, filipinos, japoneses y occidentales de todos los continentes, en la amplia, blanquísima, marmórea y exquisita escalera principal, las mujeres españolas se hicieron, luego de dejar en la sala preparada para ellas, las maletas con la ropa para la ceremonia católica y la cena de la noche, fotografías para el recuerdo.

En la sala prevista la ceremonia de la boda budista, muy cerca de un precioso jardín, nos esperaba la familia de Pong, encabezada por el Profesor Kanung Luchai y la abuela, la madre, tías y tíos y primos, diez personas más o menos.

Ya se encuentran en la sala Pong y Luis, ella con un precioso traje blanco, exquisito, de novia tailandesa que enaltece su figura y realza su belleza y Luis, muy nervioso, como un buen novio, elegante también con el traje tailandés de ceremonia, arriba una chaqueta blanca muy bordada, de seda y abajo, algo, que aunque no es pantalón y sí una pieza cuadrada de seda preciosa azul que se dobla de una forma especial, hace la misma función.

De frente una gran tarima, con una alfombra roja y unos pequeños apoyos para sentarse los monjes, a más de una imagen de Buda y un recipiente con agua bendita a más de otros aditamentos, a la derecha unos sillones para el profesor, la abuela y para que , más tarde, se sentaran las personas más importantes de la ceremonia. Frente a la tarima, cuatro filas de cómodas y estilizadas sillas para los asistentes a esta ceremonia íntima.

A las nueve y diecinueve, el terminado en nueve es importante, entraron los nueve monjes, todos ellos con la cabeza ramada, vestidos con túnicas azafrán, que subidos en la tarima ocuparon sus puestos, sacaron de sus bolsillos unos pañuelos también azafrán y algunos objetos de uso desconocido para nosotros.

Y luego de hacer reverencias, comenzaron a rezar. Veinte minutos largos, quizá diecinueve o veintinueve, de decir en sánscrito una letanía que era difícil escuchar sin caer en profundo sueño, se detuvieron. Sacaron un cordel de seda, muy largo que pasaron del primero al último y mantuvieron sujeto entre las manos, para seguir rezando otros diecinueve o veintinueve minutos de letanías en sánscrito. Realmente lo que hacen los monjes es pedir al cielo que sean buenos, que tengan largas vidas, paz, hijos, amor, riquezas, las cosas que siempre pedimos todos para aquellas personas las que queremos

En este punto Luis y Pong fueron entregando a cada monje un plato con comida y un vaso de agua. Lo hicieron arrastrándose por el suelo, de rodillas, y ponían las cosas ante cada uno de los nueve, que se las acercaban tirando del pañuelo en que las habían colocado los novios, esto para no contaminarse del contacto, absolutamente prohibido con las mujeres.

La comida, que habría de durarles hasta el día siguiente, ya que solamente comen una vez al día, era, aunque lujosa en apariencia, sencilla: Un cuenco de arroz, verduras y un poco de pescado, rociado todo con agua clara.

La comida dura media hora aproximadamente. Mientras comen, todos circulamos por la sala, salimos de ella, comentamos, hablamos con los contrasangres y esperamos.

Más tarde nuevas oraciones, una pequeña homilía del mayor de los monjes, al parecer muy famoso, antiguo azote de la dictadura militar y consejero del Rey, y todo termina con una bendición a los novios con agua bendita servida con una pequeña escobilla de pajas. Los monjes salen rociando a todos con el agua de Buda y deseando felicidad a los novios a sus familias y a todos los presentes. Evidentemente se llevan consigo un obsequio consistente en una túnica amarilla y un paquete con objetos para su aseo personal, muy fino todo, en nueve paquetes del Four Seasons.

Ha terminado la primera parte. Pensábamos que la ceremonia de la boda había terminado, pero era una falsa presunción. Ahora empieza el acto crucial.

La familia de Pong se instala en los sillones del fondo, dejando libres tres a la derecha del Profesor. Nosotros, todos, salimos de la sala y recibimos instrucciones del maestro de ceremonias.

En procesión, primero los padres del novio, luego el novio, detrás Cristina, Marcos, Victoria y Javier, con cuatro enormes jarrones envueltos en sedas y de colores. Mas tarde, en parejas, el resto de la familia y los amigos.

Despacio, muy formales, somos sorprendidos por grandes gritos que lanza al aire el tío de la novia y son contestadas por el maestro de ceremonias que toma el lugar de alguien de nosotros que no podremos nunca vocalizar esos gritos en el idioma de las cuarenta y pico consonantes y mas de una docena de vocales. Entre los gritos de aviso y de repuesta, que inquieren por tres veces sobre quienes somos y nuestras intenciones y las repetidas afirmaciones de llegar en son de paz, llegamos a la sala.

Yo, como padre del novio y persona relevante, importante de verdad, según me van diciendo, y voy teniendo conciencia de la naturaleza exacta del momento que estamos viviendo, me siento a la derecha del representante de la familia, a mi lado Cristina, la madre del novio y luego Ana, su madrina, el papel de las madrinas es significativo en Tailandia.

Se hace un gran silencio. En un inglés terrible digo, con voz firme, que venimos desde muy lejos, desde España, con presentes y un dinero que esperamos sean suficientes para que nos den a Pongkamon para que sea la mujer de Luis.

El profesor, con mucha calma, abre los jarrones, mira el contenido, saca los granos de arroz de distintos colores de sus bolsitas, riega con ellos el dinero en efectivo, mucho, de uno de ellos, el jarrón que contiene las joyas de Pong, regalos de su familia, de Luis y nuestros, y el resto del contenido de los jarrones.

Cuando ya esta todo bien regado de los colores del arroz, el profesor me dice que él y la familia de la novia, consideran adecuados los presentes y me entregan, como padre del novio, a Pongkamon para Luis.

Un nuevo cambio de escenario.

Medio sentados y medio arrodillados, con las manos en posición de oración, apoyadas en pequeños reclinatorios y sobre unos jarrones llenos de flores, unidas las cabezas por el cordón de seda blanco, hecho con el cordel previamente bendecido durante las oraciones y guardado en un ovillo, durante mucho rato en al agua de Buda, esperan Luis y Pong el rito final del matrimonio.

Empezando por el profesor, luego la madre y la familia de la novia, mas tarde todos nosotros, y todos los asistentes con edades superiores a los contrayentes (en el caso de los españoles todos se sienten con derecho a ello), vamos regando, con una caracola de plata, que rellenan permanentemente las hermanas del novio del recipiente de agua bendita del templo de la familia de Pong que ha traído, con total delicadeza, uno de sus tíos, las manos de los contrayentes. Creo que han caído varios litros de agua en los jarrones y sobre las preciosas alfombras del hotel.

Con el final del riego de las manos termina, sin un solo papel y ningún registro civil o religioso, la ceremonia del matrimonio. En la familia de Pong hay sonrisas, expresiones de satisfacción y algunas lágrimas al ver a su niña casada. En la familia del novio casi lo mismo, pero sin la conciencia todavía, de haber visto una boda real.

Se celebra el matrimonio , en una sala contigua, con la comida. Se sirven viandas thai. Deliciosas de sabor y colores muy distintos a los nuestros, incluyen arroz, sopas, verduras, pescados, te para beber, algunos dulces y un poco de distensión.

El tiempo de descanso es también ocasión para hablar e intercambiar cumplidos y buenas palabras entre las dos familias. La madre y las tías de Pong repiten una y otra vez la súplica de buen trato para su niña El gozo del matrimonio apenas atenúa el dolor de la próxima marcha a un lejano y distinto país extranjero de Pong y, como es natural, la preocupación familiar por su felicidad es mucha.

Avanzada la comida, poco a poco, los invitados se van retirando para vestirse las galas de la ceremonia católica y regresar, muy bien vestidos nuevamente, dispuestos para el nuevo acto.

La salida del hotel es nuevamente una grata sorpresa para huéspedes, empleados y viandantes. La madrina, Cristina lleva una enorme peineta de carey, y una preciosa mantilla negra, bordada a mano y siempre admirada por las expertas, piezas ambas de la abuela del novio que tanto hubiera querido estar presente en este día, colocadas impecablemente sobre un alto peinado. El novio, su padre, Marcos y Joaquín lucen occidentales chaqués, las mujeres españolas elegantes trajes largos que parecen salidos de la boda real española de hace un mes.

La madrina, el novio, su padre, Victoria y Ana, junto a los invitados que empiezan a llegar desde las tres de la tarde, hacen tiempo en la explanada de la Iglesia de los Redentoristas a que llegue la hora de la ceremonia haciendo fotografías y fumando, fumando mucho, fumando desaforadamente, acaso para compensar que en los hoteles de Bangkok no se puede fumar salvo en algunos retiros al aire libre y nunca en las salas o pasillos.

En la iglesia, con un pórtico sincrético, se está celebrando otra boda. Tienen todas las puertas, que son muchas, abiertas, es casi como estar al aire libre. Ventiladores potentes suavizan en el interior el calor enorme de la tarde de Bangkok. Podemos apreciar en el altar, a la izquierda una lámina con la virgen del Perpetuo Socorro, a la derecha San Antonio, en los altares laterales y en las paredes, otras figuras de un sincretismo budista evidente, al igual que lo es el Cristo que preside el altar.

Calor, mucho calor. Van llegando los invitados y en las cámaras de fotografías se van añadiendo imágenes para el recuerdo.

Salen los novios precedentes, son todos tailandeses. Una parte significativa del tres por ciento cristiano de Tailandia está reunida en la Iglesia del Perpetuo Socorro de los Padres Redentoristas, de esta ciudad. Un equipo de niñas y mujeres cambia con gran eficiencia las flores de los bancos, los libros de las lecturas y coloca en orden un enorme florero a los pies del altar.

Entramos todos. Solamente falta la novia. Cristina espera cerca del altar, elegantísima, con Luis, visiblemente mucho más cómodo con su chaqué, a Pong, que se hace, durante pocos minutos, esperar.

Pong, guapísima es poco, con un precioso vestido de novia occidental, entra en la iglesia del brazo del profesor

La ceremonia la celebra un sacerdote vietnamita que envía al profesor y a la madrina a sus bancos casi de inmediato, y hace subir a los testigos al altar. Los de Luis a la derecha, los de Pong a la izquierda.

Las lecturas, en inglés, corren cargo de Arturo, Joaquín, Manolo y Victoria, muy emocionada, que leen con gran soltura y claridad los textos escritos que todos tenemos para seguir la ceremonia.

Las arras son pesetas de 1948 que ya usaron los padres de Luis hace treinta años y que han traído al altar, junto a los anillos, Belén y Gonzalo acompañados por los primos pequeños de Pong vestidos para el acto.

El mutuo sí llega pronto y sigue la firma en el libro de matrimonios y, más tarde, en el certificado de matrimonio canónico, en letras doradas y absolutamente oriental. El documento es importante, muy importante sin duda, ya que es el único reflejo escrito del enlace de Luis y Pong.

Es extraordinario el valor que la familia Phootratul y todos los invitados dan al certificado, a ese papel dorado. Para ellos es muestra muy clara de la seriedad de la ceremonia católica y le dan un alto significado a algo que para nosotros esta perdido en los libros parroquiales, la partida de matrimonio, oculta tras el Libro de Familia, siempre azul, de los españoles.

Risas, lágrimas, Pong está guapísima y Luis rezuma alegría. Fotografías y más fotografías. Pétalos de rosa sobre los novios. Se han casado, ahora todos los asistentes, budistas y católicas saben que el matrimonio es real. A mi, en ese momento me pasa por la mente la inutilidad de volver a celebrar una fiesta el día 24. Calor, mucho calor, más alegres fotografías.

El trayecto de regreso al Four Seassons no es largo a pesar del tremendo atasco de la tarde de Bangkok. En el coche hay como un gran respiro y una gran tranquilidad. Ahora solamente falta la cena, el último acto, la cena china, de un día lleno de ritos, ilusión y amor.

Hace calor y todo el mundo quiere fumar antes de sentarse en las mesas del gran salón. Cristina, elegantísima, se sienta en el jardín, fuma y recibe las visitas de Esperanza, llena de glamour, María, Javier, Cristina, Eva, Marcos, Juan, José Luis, Victoria, Gonzalo, Belén, Álvaro y de todos los mayores que la felicitan una y otra vez por haber entrado en el estatus de suegra.

En el centro del salón una gran tarta que casi alcanza el techo con sus nueve piso. Está custodiada por dos elefantes de hielo que son la mejor atracción para Gonzalo desde el principio hasta el final de la noche.

Más o menos ciento ochenta personas en mesas de diez o doce comensales, que se reparten por el gran espacio disponible. Los invitados de la novia a la derecha, a la izquierda, salvo tres mesas, también invitados tailandeses. Al fondo, el escenario con un micrófono adornado con flores blancas.

Uno, dos, tres, cuatro platos de exquisita comida china, exóticas salsas que llegan a los comensales en el tacatá que gira en el centro de todas las mesas y que son generosamente regados con el Gran Colegiata traído de España y que se sirve casi a la temperatura correcta.

El profesor sube al escenario y pronuncia unas hermosas palabras en tailandés y brinda, en inglés, por los novios. Una gran ovación llena el aire. Desde este momento se escuchan con relativa frecuencia gritos de “vivan los novios”, siempre coreados y cada vez por mas gargantas, con un “vivan”, en español.

Una sopa deliciosa es el quinto plato. En mi papel de representante de la familia del novio subo al escenario. En los escasos momentos que tardo en llegar al micrófono los chicos han repartido, escritas en tailandés, las palabras que pronuncio en castellano, y que son recibidas con enorme emoción por los novios y el resto de los asistentes.

Séptimo y octavo platos. Luis explica, sin timidez alguna cómo conoció a Pong y Pong como conoció a Luis. Grandes aplausos.

El noveno plato es una tarta. Es asombroso, pero todo el mundo, incluidos los españoles, comen tarta hasta que se termina, y era grande.

Es escenario se anima. Juan es el Gran Impulsor, apoyado por Gonzalo, de la fiesta. Música, baile, animación, lo mismo que en una boda animada de España. Los treinta y cinco españoles son ya los protagonistas de la fiesta a la que se suman invitados tailandeses, perdidas las inhibiciones propias de una sociedad muy formalista.

La barra libre va dejando caer las botellas y las prohibiciones. Hasta los más prudentes y sobrios tailandeses fuman, en lugar prohibido, los puros habanos que han conseguido Gonzalo, olvidado por un día de la seriedad de ser padre y marido de Mercedes, y Agustín, que animan a todos a no dejar un solo resto en las botellas de alcohol.

En un momento determinado vemos a Gonzalo, nuevamente con Agustín y esta vez acompañados por algunos más, explicar a Pong, en perfecto y rápido castellano, que al llegar a su habitación encontrarán las lámparas sin bombillas, no habrá toallas ni papel higiénico, la cama tendrá hecha la petaca y que serán despertados a las tres y a las cinco de la madrugada, eso solo para que vean los novios el amanecer.

Es milagroso, no solamente han averiguado el número de la habitación sino han conseguido la llave...y se han encontrado más de ocho primos preparando la noche de bodas de los novios en el hotel de gran lujo del Sureste de Asia.

Música, baile, bebidas, alegría. A las once de la noche quedan los españoles y algunas amigas de Pong que son incapaces de abandonar, prudentemente, una fiesta loca.

Sobre la una de la mañana algunos invitados estamos en el hotel Sheraton, el resto no lo sabemos, pero la noche es joven y la mayoría tiene que marchar mañana por la mañana a Phuket o al Norte, probablemente será lo mismo que el día que tomaron el avión para venir a Tailandia.

La noche iluminada de Bangkok, los rascacielos, el río, las gentes, el calor, se unen para recordar a los padres del novio que ha terminado el día de la boda y que ha sido un buen día, inolvidable y , sin duda, nos decimos Cristina y yo, el comienzo de un matrimonio que será, como todos los matrimonios, cuando hay amor, siempre difícil y seguro feliz.


Palabras para la boda de Pongkamon y Luis


Excelentísimo Señor Kanung Luechai, señoras Sukanya y Kalyarat Phootratul, Cristina, esposa mía, Pongkamon, Luis, padres nuestros que, en la distancia nos queréis, familia y amigos todos:

Hoy, en Bangkok, mis palabras, respuesta apagada al precioso decir del Profesor Kanung Luechai, tienen una sola finalidad, un solo propósito, cantar el amor de Luis a Pong y loar el gran amor de Pong a Luis, felicitar a los dos por su mutuo amor y desearles, para toda la vida y para después de la vida, el crecimiento constante de su amor.

El amor, misterio nuevo cada día, ese especial sentimiento que os ha traído hasta el matrimonio y os ha unido a los dos, ante nosotros, ante vosotros mismos y ante el Cielo, os abre, desde ahora mismo, el camino en común, hacia la plenitud personal de cada uno de vosotros y de los dos juntos, siendo uno.

Pong, Luis, en nombre de toda nuestra familia y de los amigos de la lejana España, quiero deciros que vuestro amor, aunque no lo sepáis todavía, os ha esperado desde siempre y os hará felices para siempre.

El amor que hoy publicamos os ha esperado desde que erais niños, acaso desde antes de ser niños. Cuando Pong crecía para ser mujer, Luis ya te buscaba, de la mano de la abuela María, viajando en sueños, por los Mares del Sur. Cuando Luis deseaba ser, Pong aprendía y aprendía, estudiaba, viajaba, conocía, se preparaba para el amor.

Vuestro amor, Pong, Luis, ya ha crecido, es grande porque ha superado ásperos comienzos, vencido difíciles pruebas y decisiones durísimas, que nosotros solamente intuimos y vosotros bien conocéis.

Hoy, desde mi amor de padre, con mi agradecimiento profundo a la madre, a la tía y a toda la familia de Pongkamon, que toda nuestra familia comparte, os deseo, con el apoyo de todos y la ayuda del Cielo, que el amor que ahora sentís y que os ha unido, sea cada día de un futuro muy largo, más y más profundo, más y más fuerte, más y más amor.

En Bangkok, a 2 de Julio de 2004
José Luis Mingo